domingo, 4 de marzo de 2012

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Os voy a contar una historia. Una historia real, que le sucede a demasiada gente. 
Érase una vez una chica. Sí, una chica normal, de las que te puedes encontrar por la calle y decir: "Eh, me recuerda a alguien" simplemente porque es una chica más.
Esta chica era feliz, dentro de lo que cabe. Con sus amigos  y con los que no son tan amigos. Un día llegó una fecha, una fecha que desde el primer momento en el que se cruzó con ella, supo que le iba a cambiar completamente. Su cuento de hadas se acababa. 
Tal vez ella no supo qué iba a pasar cuando cruzara las puertas de un sitio llamado "instituto". Pero entonces conoció a gente, a mucha gente que no debería de haber conocido, una de ellas se llamaba Complejos, que, tan maja ella, fue la única que no la dejó plantada en ningún momento. 
Claro, que tampoco pudo evitar reencontrarse con algunas personas de las que juró olvidarse. Tan buena fue la vida con ella que los juntó en una asignatura y todo. Una asignatura en la que él se le acercaría todos los días, empezarían a reír y ella comenzó a sentir lo que intentó olvidar en el verano.
Bueno, y sin olvidarnos de Complejos, que iba todos los días a su casa por la tarde a susurrarle cosas al oído. 
Y de los ojos de esta chica cayeron muchas lágrimas. Y lo único que podía hacer era refugiarse en sus libros, en sus amados libros, los culpables de que la gente se riera de ella, pero no por ello los dejó en ningún momento. Aunque la música  también era una gran escapada de lo que estaba pasando.
Y entonces era cuando veía en todas partes a montones de chicas quejándose de su vida  por tonterías, cuando ellas son guapas, todo el mundo les quiere y tienen montones de amigos. 
Luego se dio cuenta de que sus amigos de verdad se le estaban escapando de las mano, pero fue demasiado tarde como para recuperarlos completamente.Cómo había perdido el tiempo.
Y las lágrimas seguían cayendo, silenciosas pero constantes.
Y entonces la chica se dio cuenta de que ya habían pasado seis meses. Seis meses desde que él se acercó a hablar con ella y le atrapó, y lo único que ha conseguido es que él piense que es una de sus mejores amigas.
Pero la peor presión de todas eran sus notas. Sus horribles notas. Las que toda su vida ha pulido porque siempre ha sentido que era en lo único que podía destacar. Y es que ella estudia, una y otra vez, pero no lo consigue, no consigue sacar las notas para las que ha estudiado y que la mayoría de veces se merece.
Y entonces era cuando la chica se preguntaba:

¿Qué pinto yo aquí?

4 comentarios:

Hitta dijo...

precioso ^_^ me ha encantado, te felicito :) bss

Miss Marshmallow dijo...

Muchas gracias ;3
La verdad es que soltar todo lo que una lleva dentro a veces es muy reconfortante (:

aLiCe dijo...

A una amiga le pasó algo parecido pero no me di cuenta a tiempo y al año siguiente esa amiga se fue a otro colegio porque los demás se reían de ella.

Aun así las cosas que cuentas son preciosas.
Bsss ;)

Andrea Little Unicorn :) dijo...

Que triste :'(. Es muy bonito, pero triste :).